Síndrome de la unión pieloureteral

El síndrome de la unión pieloureteral (UPU) es una condición en la que se produce una obstrucción en el punto donde se une la pelvis renal (la parte del riñón que recoge la orina) con el uréter (el conducto que la transporta hacia la vejiga). Esta obstrucción puede dificultar o bloquear el paso normal de la orina, provocando molestias y, con el tiempo, daño renal si no se trata adecuadamente.

Gracias a los avances quirúrgicos actuales, este problema puede resolverse con cirugías mínimamente invasivas, como la pieloplastia laparoscópica o robótica, que ofrecen excelentes resultados con menos dolor y una recuperación más rápida.

¿Qué es exactamente el síndrome de la unión pieloureteral?

La unión pieloureteral es el punto donde la pelvis renal se conecta con el uréter. Cuando esta zona se encuentra estrechada o comprimida, el flujo de orina desde el riñón hacia la vejiga se ve impedido, acumulándose orina en el riñón (lo que se conoce como hidronefrosis).

Puede aparecer desde el nacimiento (forma congénita) o desarrollarse más adelante en la vida (forma adquirida).

¿A quién puede afectar?

  • En recién nacidos y niños: se diagnostica con frecuencia durante ecografías prenatales o estudios de control por infecciones urinarias o dolor abdominal.
  • En adultos: puede manifestarse por dolor lumbar, infecciones urinarias recurrentes o hallarse de forma incidental en estudios por otras causas.

Síntomas más frecuentes

Los síntomas varían según la edad y el grado de obstrucción. Los más comunes son:

  • Dolor en la zona lumbar o costado (tipo cólico)
  • Infecciones urinarias repetidas
  • Náuseas o vómitos, especialmente tras beber mucho líquido
  • Sensación de hinchazón en el abdomen
  • Sangre en la orina (hematuria)
  • En casos severos, disminución de la función renal

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se realiza mediante estudios de imagen y funcionales:

  • Ecografía renal: muestra si hay dilatación (hidronefrosis)
  • Tomografía computada (uro-TC) o resonancia magnética urológica: permiten ver con mayor precisión la anatomía y la causa del bloqueo
  • Gammagrafía renal isotópica (MAG-3 o DTPA): evalúa el grado de obstrucción y la función de cada riñón por separado

¿Cómo se trata?

El tratamiento definitivo es quirúrgico cuando la obstrucción es significativa o sintomática. La técnica más utilizada es la pieloplastia, que consiste en reparar la unión pieloureteral para restablecer el flujo normal de orina.

Cirugía mínimamente invasiva: laparoscopía y robótica

Actualmente, la pieloplastia se realiza casi exclusivamente mediante cirugía mínimamente invasiva, que ha reemplazado a la cirugía abierta tradicional. Las dos opciones más comunes son:

1. Pieloplastia laparoscópica

  • Se realizan pequeñas incisiones (0,5 a 1 cm) en el abdomen.
  • A través de ellas se introducen una cámara y herramientas finas.
  • El cirujano secciona la zona estrechada y la reconstruye, reconectando el uréter a la pelvis renal de forma amplia.
  • A menudo se coloca un pequeño tubo (stent o catéter doble J) temporal para mantener la vía urinaria abierta mientras cicatriza.

Ventajas:

  • Menor dolor postoperatorio
  • Cicatrices mínimas
  • Menor sangrado
  • Recuperación más rápida
  • Alta tasa de éxito (más del 90%)

2. Pieloplastia robótica

  • Similar a la laparoscópica, pero asistida por un sistema robótico (como el Da Vinci®).
  • El cirujano controla con precisión brazos robóticos desde una consola.
  • Ideal para casos complejos o en niños/adolescentes, por su mayor precisión y flexibilidad.

Ventajas adicionales:

  • Mayor precisión en suturas y movimientos
  • Menor riesgo de complicaciones
  • Recuperación rápida y excelentes resultados funcionales

¿Qué esperar después de la cirugía?

Las técnicas mínimamente invasivas permiten una hospitalización breve (generalmente 24–48 horas), con retirada del stent o catéter interno precoz a las 4–6 semanas.

Posteriormente se realizará un seguimiento con pruebas de imagen y analíticas para valorar la evolución e la función renal.

Conclusión

El síndrome de la unión pieloureteral es una causa frecuente de hidronefrosis y dolor renal que, si no se trata, puede afectar la función del riñón. Puede resolverse de forma efectiva y segura mediante pieloplastia laparoscópica o robótica, con excelentes resultados y mínimas molestias en manos de un Urólogo especializado.

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